El Hobbit

El Hobbit

J. R. R. Tolkien, J.R.R. Tolkien

Language: Spanish

Pages: 312

ISBN: 8445071416

Format: PDF / Kindle (mobi) / ePub


Smaug parecia profundamente dormido cuando Bilbo espio una vez mas desde la entrada. Pero fingia estar dormido! ¡Estaba vigilando la entrada del tunel!... Sacado de su comodo agujero-hobbit por Gandalf y una banda de enanos, Bilbo se encuentra de pronto en medio de una conspiracion que pretende apoderarse del tesoro de Smaug el Magnifico, un enorme y muy peligroso dragon...Todos los que aman esos libros para ninos que pueden ser leidos y releidos por adultos han de tomar buena cuenta de que una nueva estrella ha aparecido en esa constelacion.

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Enanos siguieron adelante, saltaron hasta el pie de la cascada y corrieron a la batalla. Lobos y jinetes caían o huían ante ellos. Thorin manejaba el hacha con mandobles poderosos, y nada parecía lastimarlo. —¡A mí! ¡A mí! ¡Elfos y hombres! ¡A mí! ¡Oh, pueblo mío! —gritaba, y la voz resonaba como una trompa en el valle. Hacia abajo, en desorden, los enanos de Dain corrieron a ayudarlo. Hacia abajo fueron también muchos de los hombres del Lago, pues Bardo no pudo contenerlos; y desde la ladera.

Palabra más. —¡Cállate tú! —dijo Tom, quien creyó que era la voz de Guille—. ¿Quién discute, sino tú? —Eres bobito —dijo Guille. —¡Bobito tú! —respondió Tom. Y así comenzó otra vez la discusión, y continuó más enconada que nunca, hasta que por fin decidieron sentarse sobre los sacos uno a uno, aplastarlos y cocerlos más tarde. —¿Sobre cuál nos sentaremos primero? —dijo la voz. —Mejor sentarnos primero sobre el último tipo —dijo Berto, cuyo ojo había sido lastimado por Thorin, creyendo que.

Volvería a salir. Por cierto, era una tierra que se extendía desde el vado a las montañas, de una vastedad que nunca hubieseis llegado a imaginar. Bilbo estaba asombrado. Unas piedras blancas, algunas pequeñas y otras medio cubiertas de musgo o brezo, señalaban el único sendero. En verdad era una tarea muy lenta la de seguir el rastro, aún guiados por Gandalf, que parecía conocer bastante bien el camino. La cabeza y la barba de Gandalf se movían de aquí para allá cuando buscaba las piedras, y.

Trasgos; de modo que se arrastró con mucho cuidado hacia adelante. Estaba en un sendero pedregoso que serpenteaba hacia abajo, con una pared rocosa a la izquierda; al otro lado el terreno descendía en pendiente, y bajo el nivel del sendero había unas cañadas donde crecían matorrales y arbustos. En una de estas cañadas, bajo los arbustos, había gente hablando. Se arrastró todavía más cerca, y de súbito vio, asomado entre dos grandes peñascos, una cabeza con capuchón rojo: era Balin, que oteaba.

El hueco del pecho izquierdo hay una parte tan desnuda como un caracol fuera de casa!». Habiendo visto lo que quería ver, la única idea del señor Bolsón era marcharse. —Bien, no he de detener a Vuestra Magnificencia por más tiempo —dijo—, ni robarle un muy necesitado reposo. Capturar poneys da algún trabajo, creo, si parten con ventaja. Lo mismo ocurre con los saqueadores —añadió como observación de despedida mientras se precipitaba hacia atrás y huía subiendo por el túnel. Fue un.

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